En la Salamanca antigua, por no decir vieja, muchas casas tenían soportal. Entre las últimas en bloque, las que muestra la fotografía, en uno de los ángulos de la desaparecida plazuela de San Julián, cuyo nombre aún conserva. Casas, como puede apreciarse en la fotografía, de planta y dos pisos a base de adobe, ladrillo y mampostería. Conjunto de recio sabor castellano, representativo de unas épocas pretéritas, con el encanto que la nostalgia presta a los objetos viejos y más aún si han servido de refugio al hombre. Pero su fin tenía que estar forzosamente cerca. Para dolor de don Juan Domínguez Berrueta, que en uno de sus libros se lamentaba: <<¡A ver si con estas exhortaciones se sostiene en pie, unos años todavía, los soportales de la antigua plazuela de San Julián!>>.
Fueron cayendo esas casas bajo la piqueta porque el tiempo no perdona y puesto a destruir, aunque con mayor cautela, no es menos implacable que el hombre.
Sobre el solar resultante y terreno se levantaría el actual edificio, de traza digna, si famoso por algo, es por haber sido Colegio Mayor Hernán Cortes (actual Ministerio de educación).